Fragmentos: Kant y Mouffe. Cuarto Medio
Texto 1
“Independientemente del tipo de concepto que uno pueda
formarse con miras metafísicas acerca de la libertad de la voluntad, las
manifestaciones fenoménicas de ésta, las acciones humanas, se hallan
determinadas conforme a leyes universales de la naturaleza, al igual que
cualquier otro acontecimiento natural. La historia, que se ocupa de la
narración de tales fenómenos, nos hace abrigar la esperanza de que, por muy
profundamente ocultas que se hallen sus causas, acaso pueda descubrir al
contemplar el juego de la libertad humana en bloque un curso regular de la
misma, de tal modo que cuanto se presenta como enmarañado e irregular ante los
ojos de los sujetos individuales pudiera ser interpretado al nivel de la
especie como una evolución progresiva y continua, aunque lenta, de sus
disposiciones originales […]. Poco imaginan los hombres (en tanto que
individuos e incluso como pueblos) que, al perseguir cada cual su propia
intención según su parecer y a menudo en contra de los otros, siguen sin
advertirlo –como un hilo conductor– la intención de la naturaleza, que les es
desconocida, y trabajan en pro de la misma, siendo así que, de conocerla, les
importaría bien poco.
[…] En este orden de cosas, al filósofo no le queda otro
recurso –puesto que no puede presuponer en los hombres y su actuación global
ningún propósito racional propio– que intentar descubrir en este absurdo
decurso de las cosas humanas una intención de la naturaleza, a partir de la
cual sea posible una historia de criaturas tales que, sin conducirse con
arreglo a un plan propio, sí lo hagan conforme a un determinado plan de la
naturaleza […].
En el hombre (como
única criatura racional sobre la Tierra), aquellas disposiciones naturales que
tienden al uso de su razón sólo deben desarrollarse por completo en la especie,
mas no en el individuo. La razón es, en una criatura, la capacidad de ampliar
las reglas e intenciones del uso de todas sus fuerzas por encima del instinto
natural, y no conoce límite alguno a sus proyectos. Ahora bien, ella misma no
actúa instintivamente, sino que requiere tanteos, entrenamiento e instrucción
para ir progresando paulatinamente de un estadio a otro del conocimiento. […]
Si la naturaleza sólo ha fijado un breve plazo a su vida (como ocurre de
hecho), ella precisa entonces de una serie –acaso interminable– de generaciones
para terminar por conducir los gérmenes depositados en nuestra especie hasta
aquel grado de desarrollo que resulta plenamente adecuado a su intención. Y
este momento tiene que constituir, al menos en la idea del hombre, la meta de
sus esfuerzos, ya que de lo contrario la mayor parte de las disposiciones
naturales tendrían que ser consideradas como superfluas y carentes de finalidad
alguna; algo que suprimiría todos los principios prácticos y haría sospechosa a
la naturaleza –cuya sabiduría tiene que servir como principio en el
enjuiciamiento de cualquier otra instancia– de estar practicando un juego
pueril sólo en lo que atañe al hombre”.
Immanuel Kant, Ideas para una historia universal en
clave cosmopolita, Tecnos, Madrid, 1994, trad. Concha Roldán y Roberto
Rodríguez, pp.3-5.
Texto 2
Considero que, para clarificar los temas que están en juego
en ese debate, es necesario reconocer que el “posmodernismo”, entendido como
una interpretación teórica coherente, no existe, y que la frecuente asimilación
que se hace del postestructuralismo y el posmodernismo sólo nos puede conducir
a la confusión. Lo cual no quiere decir que no hayamos estado siendo testigos a
lo largo del siglo XX de un progresivo cuestionamiento de la forma dominante de
racionalidad y de las premisas de los modos de pensar característicos de la
Ilustración. Pero esta crítica al universalismo, al humanismo y al racionalismo
tiene muy diversas procedencias y está lejos de haberse limitado a los autores
llamados "postestructuralistas” o “posmodernistas”. Desde ese punto de
vista, todas las corrientes innovadoras del siglo […] han criticado, desde
diversas perspectivas, la idea de una naturaleza humana universal o de un canon
universal de racionalidad a través del cual la naturaleza humana podría ser
conocida, así como también la concepción tradicional de verdad […].
Un principio común
de la crítica al esencialismo ha sido el abandono de la categoría del sujeto
como la entidad transparente y racional que podría otorgar un significado
homogéneo al campo total de la conducta por ser la fuente de la acción […]. A
menudo se dice que la deconstrucción de las identidades esenciales, la cual es
resultado del reconocimiento de la contingencia y ambigüedad de toda
identidad, convierte la acción política feminista en algo imposible. Muchas
feministas creen que, si no contemplamos a las mujeres como una identidad
coherente, no podremos sentar las bases de un movimiento político feminista en
el cual las mujeres podrían unirse como mujeres para formular y perseguir
objetivos específicamente feministas. En oposición a esa visión, yo argumentaré
que, para las feministas comprometidas con una política democrática radical, la
deconstrucción de las identidades esenciales tendría que verse como la
condición necesaria para una comprensión adecuada de la variedad de relaciones
sociales donde se habría de aplicar los principios de libertad e igualdad. Sólo
cuando descartemos la visión del sujeto como un agente al mismo tiempo racional
y transparente para sí mismo, y descartemos también la supuesta unidad y
homogeneidad del conjunto de sus posiciones, tendremos posibilidades de
teorizar la multiplicidad de las relaciones de subordinación. Un individuo
aislado puede ser el portador de esta multiplicidad: ser dominante en una
relación y estar subordinado en otra […]
Este tipo de
interpretación es sumamente importante para entender las luchas feministas y también
otras luchas contemporáneas. Su característica central es que un conjunto de
posiciones de sujeto vinculadas por medio de su inscripción en las relaciones
sociales, hasta ahora consideradas apolíticas, se ha convertido en sitio de
conflicto y antagonismo y ha dado lugar a la movilización política”.
Unidad de Currículum y Evaluación 102 Ministerio de Educación,
febrero 2021
Chantal Mouffe, Feminismo, ciudadanía y política democrática radical, en Feminists Theorize the Political, ed. Judith Butler y Joan W. Scott, pp.2-4.
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