Fragmentos: Descartes y Hume. Tercero Medio
“Hace ya algún tiempo que me he dado cuenta de que, desde mi primera
juventud, he aceptado como verdaderas muchas cosas falsas, y que lo que he
fundado sobre principios tan poco seguros no podía ser sino muy dudoso e
incierto. De ahí que haya considerado necesario emprender, alguna vez en mi
vida, la demolición de todas mis opiniones, y comenzar desde los primeros
fundamentos si quería establecer algo firme y constante en las ciencias.
Pero para esto no será necesario demostrar que todas ellas son falsas —lo
que quizá no lograría nunca—, sino que basta con que no ofrezcan más seguridad
que la que tienen las cosas que son absolutamente dudosas. Para eliminar todo
prejuicio, me abstendré de aceptar cosa alguna que no sea absolutamente cierta
e indudable, a fin de ver si queda algo firme e inconmovible en el
conocimiento.”
— René Descartes, Meditaciones metafísicas (1641)
“Toda percepción de la mente se divide en dos clases: impresiones e
ideas. Las impresiones son nuestras percepciones más intensas, cuando oímos,
vemos, sentimos, amamos, odiamos, deseamos o queremos. Las ideas son las
imágenes débiles de estas impresiones en el pensamiento y el razonamiento.
Todos estarán de acuerdo en que, al comparar estas percepciones, las
ideas son claramente menos intensas. Pero, además, sostengo que todas
nuestras ideas son copias de nuestras impresiones. Es decir, no podemos
tener una idea en nuestra mente si no hemos tenido antes una impresión
correspondiente. Si alguien afirma lo contrario, le pido que me muestre una
idea que no derive de ninguna impresión sensorial o interna.”
— David Hume, Investigación sobre el entendimiento humano (1748)
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